UNA MUJER SALVA A UNA DESCONOCIA TRAS ADEVERTIRLE QUE SUFRIA UN TUMOR..
Casualidades. O ángeles de la guarda. "Ella debe tenerlo, porque su advertencia le salvó la vida". A Montse Ventura la casualidad o su ángel de la guarda, según se prefiera, la llevó a coincidir en el autobús 64 con una mujer muy experta en tumores de hipófisis –que provocan enfermedades raras y afectan al crecimiento de los tejidos– que se atrevió a decirle que se hiciera un análisis. Operada con éxito, busca a esa mujer a través de una carta a La Vanguardia para darle las gracias. "Debía saber mucho, porque los endocrinólogos que luego consulté reconocieron que los signos que ella detectó en mí eran muy sutiles, casi imperceptibles", asegura Montse Ventura. Ex maestra, 55 años, viuda, madre de dos hijas independientes, voluntaria con un grupo de jubilados y con niños con dificultades, senderista y muy sana, "apenas un poco de hipertensión que achaqué a la edad y a la que no di mucha importancia".
Se cruzó en mi camino el 22 de enero de este año y que me salvó la vida. Ese día cogí en Barcelona, sobre las 14 horas, el autobús de la línea 64. Delante de mí se sentó una señora que estuvo mirándome un buen rato. Cogió un papel, escribió algo en él y me lo dio diciendo: "Hazte este análisis en cuanto puedas porque cuando acudís a la consulta ya estáis muy mal". Cogí el papel extrañada y lo guardé en el bolso sin decirle nada. Tampoco le di importancia. Al cabo de un mes acudí al ginecólogo para la revisión anual. Aproveché para entregarle el papel que me dio aquella señora y le pedí que, junto con la analítica de rutina, añadiera esas pruebas. Cuál no fue mi sorpresa cuando me dijeron que en los resultados salían muy alterados unos parámetros hormonales. Tras las pruebas pertinentes, me operaron de un tumor en la hipófisis. El tumor ha sido cogido a tiempo, era muy pequeño. El endocrino que me hace el seguimiento, al explicarle el caso, me comentó que la señora que me diagnosticó tenía que ser una súper especialista en hipófisis y que me salvó la vida. Yo hubiera empezado a notar los síntomas en cuatro años.
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